Lo que leerás a continuación es una fiel muestra que la realidad es mucho más fuerte que la ficción.
Dos hombres con un asombroso parecido físico compartieron un vuelo de Ryanair con destino a Irlanda.
Los demás pasajeros pensaron que eran gemelos. De hecho, viajaron uno sentado al lado del otro. Sin embargo, no se conocían hasta ese momento.
Analizalos bien: barba pronunciada, sonrisa a prueba de desgracias y cachetes sonrojados.
Sorprendidos por el encuentro, ambos acordaron encontrarse en un bar para despuntar un vicio en común: la cerveza.