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Música 11 Feb

Anoche, The Rolling Stones volvieron al Estadio Único de La Plata para la segunda fecha del Olé Tour 2016 que pasa por nuestro país. Fue una fiesta de rock que hizo saltar y cantar a más de cincuenta mil personas.

Anoche, The Rolling Stones volvieron al Estadio Único de La Plata para la segunda fecha del Olé Tour 2016 que pasa por nuestro país. Fue una fiesta que hizo saltar y cantar a más de cincuenta mil personas en la que los ingleses dejaron claro que son la banda de rock más importante del mundo.

Minutos después de las nueve de la noche y con un estadio completamente colmado, una voz anunció: “Señores y Señoras, The Rolling Stones” y la ovación fue tan fuerte que no se pudo escuchar nada más.

Keith Richards fue el primero en entrar al escenario con su Fender Telecaster para arrancar el show con Jumpin’ Jack Flash. 

Inmediatamente después, Mick Jagger salió agitando su cuerpo y aplaudiendo con las manos en alto mientras Charlie Watts daba sus primeros golpes en la batería y Ron Wood saltaba por el escenario marcando el ritmo con su cabeza.

“Hola Vieja” gritó Jagger antes de empezar a cantar. Diez segundos le tomó a los Rolling dejar en claro que sería una noche épica, llena de rock, emociones y grandes clásicos. “10 años es mucho tiempo”  continuó el vocalista.

La banda inglesa decidió arrancar a lo grande: Jumpin’ Jack Flash , Let’s Spend the Night Together y It’s Only Rock ‘n’ Roll fueron las elegidas para abrir la segunda presentación en nuestro país. 

El primer gran momento de la noche fue cuando Jagger salió al escenario con su armónica para los primeros sonidos de Out of control. Tras una ensordecedora ovación hacia el carismático líder del cuarteto inglés, todo fue aún más intenso cuando Keith Richards se paró de espaldas a Jagger para hacer uno de sus grandes solos de la noche.

Tras cinco temas  y con la intensidad del show por las nubes, los Stones decidieron que era el momento de algo especial. Solo y caminando por la larga pasarela que había en el escenario, Jagger habló en un perfecto castellano anticipando algo grande que iba a venir: “Se viene la canción que ustedes votaron” Dijo. “Es Angie”.

Inmediatamente todas las luces se apagaron y el Estadio Único de La Plata se transformó en un mar de estrellas. Miles de celulares y la penumbra absoluta fueron el marco perfecto para que Richards saliera al escenario con su acústica y regalara a todos los presentes uno de los momentos más emocionantes de la noche.

Minutos después todo cambió: Richards volvió a adelantarse y comenzó a tocar el clásico riff de Paint It Black y el coro de las cincuenta mil almas presentes se hizo escuchar tan fuerte que emocionó al mismísimo Jagger, que aplaudía con sus manos bien en alto.

“Supimos de los dos equipos de La Plata. Queremos que sea un partido amistoso, porque hoy somos locales nosotros”  Estas fueron las palabras de Mick minutos antes de otro de los grandes momentos de la noche: La presentación de la banda.

Los músicos fueron presentados uno por uno por Jagger, y recibieron una ovación ensordecedora, a tal punto que el mismo Keith Richards, no pudo hablar por la emoción.

Siguieron dos temas interpretados por el mismo Richards en la voz: Slipping AwayBefore They Make Me Run que fueron muy bien recibidos por el público, seguido por un intens Midnight Rambler.

El show promediaba pero faltaba lo mejor: Con una guitarra Fender negra en sus hombros, Jagger volvió a tomar el centro de la escena para arrancar Miss You y desatar una fiesta incontrolable en el estadio. El coro argentino se hizo escuchar tan fuerte que hasta superaba a la propia música de la banda mientras que, instantes después, Jagger se ganó todos los aplausos al bailar en el centro del escenario mientras el bajista Darryl Jones hacía un solo memorable.

Tras una versión furiosa de Gimme Shelter, llegó otro de los grandes momentos de la noche: Richards, solo en el centro del escenario, esgrimió los primeros acordes de Start me up, el clásico Stone de 1981, y desató el pogo en absolutamente todos los rincones del estadio.

Sin dejar de moverse, sin bajar la intensidad, los Stones terminaron con Sympathy for the Devil y Brown Sugar con un espectáculo de luces y pantallas gigantes que quedarán en la retina de todos los presentes para siempre.

Para terminar, y tras una ovación del público mientras es escenario estaba en penumbras, los cuatro Stones volvieron a salir al escenario para tocar una versión increíble de You Can’t Always Get What You Want. El fin se aproximaba y faltaba esa canción. Si, esa.

¿Cómo explicar lo que se siente ver a los Rolling tocando en vivo Satisfaction ante un estadio que deliraba de fiebre Stone?

El amor argentino por Mick, Charlie, Ron y Keith no tiene límites, es uno de los más grandes que existen en el mundo y ellos lo saben. Ayer, estas cuatro leyendas de la historia de la música nos emocionaron a todos porque nos mostraron que siguen siendo esos mismo adolescentes de los años 60 pero con cincuenta años más. 

Fue una noche increíble, llena de rock, de esas que no se olvidan nunca en la vida. Y para los que aún lo dudan, en realidad es al revés: es el Diablo el que siente simpatía por ellos.

Cuando sea grande, quiero ser un Rolling Stone

Por Pablo Scotto
Fotos: Matías Altbach

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