Una pareja estadounidense llegó hasta una estación de servicio ubicada en una localidad de Georgia, Estados Unidos, para cargar nafta a su vehículo sin pensar que esa acción pondría en riesgo sus vidas.
En el país del norte es común que el cliente sea quien tome las riendas de la manguera. Por eso, el muchacho programó el surtidor y comenzó la tarea.
Todo venía bien hasta que en el momento de regresar las cosas a su lugar apareció algo aterrador.
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