The Kooks iluminó Buenos Aires
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Indie, cool, powerful, son algunas de las palabras que resumen la noche del lunes. La banda británica de alternative rock llegó por segunda vez al país para dar un eufórico show en el Luna Park.
Minutos después de las 21hs, con un escenario oscuro y música triunfal entraron los cuatro músicos súper lookeados. A puro teen spirit, el público enloquecido -entre una marea de gritos y globos patrios (celestes y blancos)- encendió a The Kooks en una hoguera de sonidos para arrancar muy up con un tema de su tercer y último disco: Is It Me (Junk Of The Heart – 2011).
El ritmo fue intenso, el energético Luke Pitchard (vos principal y guitarra) fue todo un showman que corrió de un lado al otro por la pasarela al borde del escenario sin alterar un minuto su tono alto de voz. Junto a algún falsete logró cambiar su entonación a registros más agudos que le dieron el toque sofisticado que re-versionó las canciones tradicionales. Igualmente, los temas estuvieron magníficamente representados, con un sonido impecable y el volumen justo, se sintió como estar escuchando el disco grabado. El error estuvo en poner demasiadas luces que parpadeaban constantemente, ya que entorpecieron la vista al escenario.
“Quiero ver la diversión desde el fondo”, exclamó el cantante para iluminar a todos con el single Shine On(2008). Repleto de loops y con una enorme fluidez siguieron con Sway (2008), tema con el que las jóvenes fans de hormonas revolucionadas estallaron en alaridos y llantos pasionales.
Paul Garred (baterista y percusionista) supo construir una métrica auditiva en la que mezcló lo más convencional del rock con fuertes punchs de batería junto con percusiones estilísticas alternativas que rompieron el esquema tradicional.
Últimamente no se veían recitales repletos y copados de fanáticos, pero la banda liderada por Pritchard cruzó la línea y cambió las cosas. Con el Luna Park a full dieron un show de más de una hora y media donde hicieron un recorrido por los top tracks de sus tres discos, entre los que estuvieron: Ooh La, Always Where I Need To Be, She Moves In Her Own Way y Do You Wanna – con el que sintonizaron un psicodélico roll over-.
Supieron unir con firmeza el indie con el pop-rock. A pesar de que sus temas son pegadizos y rockeros, en algunos momentos sonaron demasiado “poppy” y algo cliché, por ejemplo Junk Of The Heart el single que tituló su último álbum.
Los amantes de épicos artistas como The Beatles, The Rolling Stones y David Bowie (tomaron el título de su canción Kooks para nombrar a la banda) armaron su propio estilo. Aunque tienen un aura musical similar a sus adversarios Arctic Monkeys, lograron lucirse, resaltar e irradiaron una profunda energía que hizo que el público se sintiese parte de la banda.
El perfecto final se lo llevó el súper hit Naive, con el que pusieron a la multitud a sus pies y reclutaron un séquito de inocentes que siguió palabra por palabra los lyrics de la canción. Agradecieron y fue el cierre del espectáculo de The Kooks en Argentina.
Texto: Estefi Kröl
Fotos: José Luis García
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