La llamaban el penal de Reincidentes y se levantó a principios del siglo pasado. Destinada a reclusos sentenciados a cadena perpetua, contaba con cinco pabellones de pequeñas celdas de un metro y medio por dos. Eran 380 calabozos con muros de roca de60 centímetrosde espesor que contorneaban un semicírculo fatal.
Los pasillos, patios y celdas, reconvertidos en museo, exudan gritos de dolor y espanto…