La leyenda del pop volvió por quinta vez a la Argentina y llevó a sus seguidores por un nuevo viaje donde los ochenta se reencarnaron y se fusionaron con sus más recientes creaciones. Una vez más Neil Francis Tennant y Christopher Sean Lowe se subieron al escenario del Luna Park –recordemos que en el año 2007 también eligieron este mismo lugar para tocar- y ofrecieron un show impactante tanto en la potencia de sus canciones como en la puesta en escena.
A las nueve comenzamos a vivir la previa del show con una transmisión exclusiva en manos de Nicolas Artusi, Shumi Gauto y Fede Elli. Los conductores de Su atención por favor nos introdujeron en el maravilloso mundo de Pet Shop Boys y acompañaron la presentación desde un lugar privilegiado frente al escenario, mientras que el conductor de Comunidad Metro aportó el detrás de escena logrando captar cada detalle muy cerca de los artistas. Minutos más tarde, las luces se apagaron y Axis, del disco Electric que verá la luz en julio de este año, marcó el inició del show. Una pantalla gigante cubría el stage en su totalidad y sobre ella comenzaron las proyecciones que no hacían más que acrecentar la expectativa del público. En las imágenes el dúo se aproximaba a paso lento y a medida que se acercaba, el lienzo se hacía translúcido y dejaba ver su figura real, in situ. Todos los presentes podían adivinar a Neil Francis Tennant y Christopher Sean Lowe allí, casi inmóviles, con sus impactantes armaduras y sus llamativas cabezas de cono. Una escena imponente que llevó a un estallido absoluto cuando, después de una fusión entre One More Chance y Face Like That, la pantalla se elevó y por fin Pet Shop Boys saludó cara a cara a su público -que fiel a su estilo fue muy variado tanto en edades, géneros y estilos- con una bienvenida que incluyó un extraño “hola Santiago” en primer lugar, pero que rápidamente fue ¿arreglada? con un “Hola Buenos Aires, que bueno que es estar en Sudamérica”.
La puesta en escena y sus clásicos -pero no por eso menos llamativos- vestuarios fueron grandes protagonistas de la noche. Tanto ellos como los dos bailarines aparecieron con excéntricos trajes. Cabezas de animales, bolas naranjas y mucho (pero mucho) brillo acompañaron cada una de las canciones con igual de excéntricas coreografías.
El dúo sorprendió con un setlist arriesgado –porque es impensado ir a un show de Pet Shop Boys y no esperar un hit tras otro– que incluyó material nuevo como Memory of the Future, Invisible y Leaving del álbum Elysium (2012); Fugitive e Integral de Fundamental (2006); y que dejó los infaltables y consagradísimos It’s a Sin, Domino Dancing, Go West , Always on My Mind y West End Girls para el final de la presentación. La gran apuesta fue sin duda despedirse definitivamente con Vocal, un tema que integrará Electric, aún sin editar. Con un público eufórico, con el lugar devenido en una fiesta y con la promesa de un nuevo regreso, pasó una vez más esta leyenda del pop por nuestro país.
Texto: Silvana Canton
Fotos: José Luis García
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