Nace una política de Estado: muere el 5-3-2
RIO DE JANEIRO.- Hoy, a las 11.30 AM, en el posto 6 de la playa de Copacabana en Río de Janeiro, recibirá santa sepultura el esquema táctico 5-3-2 del seleccionado argentino . No se han confirmado hasta ahora las autoridades presentes en la ceremonia. Alejandro Sabella mirará la transmisión desde Belo Horizonte, con la nostalgia de un pasado mejor y con la tranquilidad de haber rectificado a tiempo. No se puede hablar de sistemas sin nombres propios. La ejecución de la idea siempre es más importante que la intención. Retratan al DT tanto la decisión de empezar con cinco como la rápida y sensata mudanza a la otra fórmula. Hizo un doble cambio propio de un equipo que estaba perdiendo. Más allá del 1-0, la Argentina no tenía juego. Más vale una táctica mala de la que todos estén convencidos que una buena teoría sin convencimiento. Messi no quiere un equipo como en el primer tiempo. Se le notó su incomodidad. Se tiró muy atrás, trasladó en exceso en zonas donde hay que tocar rápido, perdió muchas pelotas y no estuvo fino en el último toque. Debía dar el pase que habitualmente le corresponde a Gago y finalizar las jugadas como Higuaín . Con menos futbolistas por delante (sólo le quedaba Agüero ), se obstinó en hacer la gran Getafe. Chocó y perdió. Tampoco la línea de cinco agregó funcionamiento defensivo. Romero fue figura con dos tapadas. Individualmente, Zabaleta y Fernández respondieron todo el partido. Pero tener tanta gente atrás quitó dinamismo. El extremo Hajrovic rompió la estática última línea con un par de diagonales. No hubo calidad de posesión. La tuvo más que Bosnia, sí, pero la usó mal. No tenía jugadores para traducir tenencia en peligro. Marcó un gol sin patear al arco, toda una señal.
“Falta Gago”, dijo al aire por DirecTV Sports mi compañero Juan Sebastián Verón. Gago por Campagnaro, Higuaín por Maxi. Bienvenido al natural 4-3-3. El número solo no dice nada. Es el esquema en el que este grupo de futbolistas se siente más cómodo. Se ordena, se balancea mejor. La selección tuvo más equilibrio en el segundo tiempo que en el primero. Un boxeador que cambia golpe por golpe difícilmente pueda pelear con la guardia alta. Argentina nunca perdió con ellos cuatro en la cancha. Maradona los reunió por primera vez ante Corea en el Mundial de Sudáfrica. Batista los puso en la Copa América ante Costa Rica y Uruguay. Sabella los disfruta desde aquel triunfo en Barranquilla ante Colombia por las eliminatorias. Messi, Agüero, Di María e Higuaín juntos jamás perdieron con la selección.
El cambio se notó enseguida. En las caras, en el lenguaje corporal, en la actitud. Y sobre todo en Leo. Empezaron a buscarse, a tocar corto, a moverse para dar opción de pase. El golazo del 2-0 contagió al resto. La perla de El Jefe, clarísimo en sus dichos, guarda relación directa con los cambios de Sabella. El 10 recibió de Gago el pase que nadie le había dado en esa zona. Usó a Higuaín como pared para armar su unipersonal. Referencia de ataque, el 9 aguantó de espalda, mantuvo al central en su lugar y se la devolvió redonda. Habría sido casi imposible con la formación de la primera mitad. Con ajustes pendientes, con la certeza de que no hay sistema perfecto, el Maracaná deja una política de Estado: si están bien de salud, que jueguen todos. No es capricho. Hacen mejor al equipo. Ayer tuvimos una confirmación más. En el posto 6, están preparando el cartel de duelo:5-3-2 QEPD..
Juan Pablo Varsky para Canchallena.com
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