Un estudio realizado por la Universidad de Ohio determinó que las discusiones de pareja, además de desgastar el vínculo, podrían generar aumento de peso.
Dirigida por Jan Kiecolt-Glaser, la investigación reclutó a 43 parejas sanas de entre 24 y 61 años que llevaban un mínimo de tres años de casados.
Primero llenaron un cuestionario sobre cómo se sentían con el otro más algunas cuestiones personales, como su estado de ánimo.
Luego, los participantes degustaron un menú compuesto por huevos, salchichas, galletas y salsa. Dos horas después, se los invitaba a discutir previo paso por temas susceptibles.
Los participantes que aseguraron estar mal anímicamente quemaron 31 calorías menos por hora y tuvieron un 12% más de insulina en sangre que las personas relajadas.
“Estos resultados no solo identifican cómo estos factores estresantes pueden conducir a la obesidad, sino que apunta a la importancia de tratar los trastornos del estado de ánimo. Las intervenciones en salud mental podrían beneficiar claramente la salud física también”, concluyó Kiecolt-Glaser.