Rosie Skinner es una joven de 19 años que padece una extraña adicción: come dos esponjas por día.
Todo comenzó a los 5 años, cuando comenzó a cortar una esponja en pedacitos para ver qué se sentía al masticarla.
Con el tiempo, esta adicción se volvió un problema que desencadenó en una operación para eliminar una gran bola de su estómago.
¿Qué dice Rosie? Su sabor es “como el de una torta”.