Un equipo de psiquiatras de la Universidad de Illinois determinó que a la hora de mentir, la nariz del ser humano sufre cambios.
Aparentemente, ciertos tejidos se hinchan a la hora de faltar a la verdad provocando un “efecto Pinocho”, que se expresa en forma de picazón sobre el apéndice nasal.
Para corroborar esta teoría, los profesionales de la salud estudiaron el caso de Bill Clinton y Mónica Lewinski.
Durante el interrogatorio, el ex presidente de los Estados Unidos se frotaba la nariz cada cuatro minutos. Sin estar resfriado ni con ningún signo de alergia, los psiquiatras determinaron que con este gesto admitía su mentira.