Esta es la historia de Samantha Hess, una mujer estadounidense que para saldar sus deudas abrió una tienda de… ¡Abrazos!.
Aunque parezca increíble, el negocio fue más que redituable, ya que hasta la fecha consiguió que más de 10.000 personas compren su afecto.
¿Cómo funciona? Samantha cobra un dólar por abrazarte durante un minuto en cualquiera de sus cuatro salas temáticas.
Pero para que se lleve a cabo la transacción afectiva es necesario cumplir unos pocos requisitos: limpieza, educación y nada de segundas intenciones.
“Se trata de hacer que la gente se sienta digna con lo que son hoy. Me encanta que los clientes se sientan aceptados y que sepan que no va a estar solo nunca más”, expresó Hess.
¿Dónde queda? En Oregon, Estados Unidos.