Para ser surfer hay que tener una mentalidad especial. Enfrentar olas gigantes no es para cualquiera. Y menos, cuando sabés que ahí a unos metros te esperan tiburones.
En este caso, Luke Reilly se encontraba a 200 metros de la costa de las playas de Kuaotunu, Nueva Zelanda. El día acompañaba y la adrenalina estaba a flor de piel.
Hasta que de pronto, una simpática orca emergió del mar y todo se tinó de angustia. ¿Cómo terminó la historia? Acá te mostramos el video: