Para los hinchas de Boca, Blas Guinta es sinónimo de huevos. Si bien no era un prodigio con la globa, el volante ganó cariño gracias a dar todo en la cancha. Sobre todo, patadas.
Lo cierto es que los rústicos abundan en el verde césped. Sin embargo, nadie creyó que un perro podría emularlo a la perfección.
En Alemania, Lina Magull sufrió en carne propia las mieles de la viralidad.
Ahí va: