Esta es la historia de Connor Cummings, un joven fotógrafo estadounidense que murió al intentar tomar una fotografía “perfecta” a más de 200 metros en el corazón de Nueva York.
Para lograr su tarea, Connor subió hasta lo más alto del Four Seasons Hotel. Una vez en posición accionó su cámara y documentó una foto impecable. Sin embargo, la mala suerte y el destino quisieron que eso fuese lo último que hiciera en vida: cayó al vacío y murió en el acto.
Tres días después, la policía recuperó su herramienta de trabajo y la devolvió a su familia, que terminó por descubrir su obra final.
“Creo que son hermosas pero aterradoras al mismo tiempo”, contó su mamá, Linda Cummings, a Daily News. “En realidad murió haciendo lo que más amaba. Se supone que me darían algún consuelo, alguien me dijo, pero no lo han hecho”, explicó.
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