Esta es la historia de Tony Scherb, un hombre que después de desempeñarse como miembro de la policía de Estados Unidos decidió jubilarse.
Para celebrar su último día al servicio de la comunidad, Tony se dejó llevar y, al abandonar el edificio, se puso a bailar “Watch me” en el ascensor.
Todo habría quedado en anécdota de no ser por una cámara que fue instalada allí por unos técnicos para detectar un problema con las poleas y que filmó la sensacional secuencia.