Se hizo esperar mucho. Demasiado, quizás. Pero el destino quiso que, finalmente, Eminem llegara a nuestro país para tocar por primera vez en su carrera.
Hace algunos días, junto a Royce da 5’9″, la rompió toda en Sao Paulo. Con ese antecedente, la expectativa estaba por las nubes. Pero, muy adentro de los fanáticos, la espera se hacía interminable.
Hasta que a las 22 en punto, el hombre malo del rap tomó posesión del Main Stage 1 para defender la corona del género que lo tiene como ídolo indiscutido en el cierre de la primera jornada del Lollapalooza Argentina 2016.
Durante casi dos horas, Marshall Mathers, tan desafiante como irrevente, arremetió con éxitos y nuevos temas incluidos en su último material discográfico titulado “The Marshall Mathers LP 2”.
Vestido con bermuda camuflada, remera blanca y capucha, Eminem entró en ritmo gracias a hits como “Won’t back down”, “Mosh”, “Business”, “Kings never die” y “Criminal”. Mientras eso sucedía, miles de fanáticos saltaban y bailaban sin parar.
Si algo demostró a lo largo del tiempo es que Eminem no es un showman como Mick Jagger o Steven Tyler. Su pose y forma de decir las cosas es más agresiva. Incluso, a la hora de admitir su debut absoluto en Argentina no abusó del tribuneo. Aunque aprovechó la ocasión para sacarse una selfie que, según sus propias palabrfas, usaría para su Facebook.
Con “My name is”, Eminem retomó uno de los puntales de “The Slim Shady”, su primer álbum que, a 17 años de su lanzamiento, goza de muy buena salud. ¿Cómo lo agradeció la gente? Gritos, ovaciones y flashes.
Para el final, el hombre que se peleó y se reconcilió con su madre a través de la música usó un arma letal. Esa que debía ser usada en caso de querer ser visto como un héroe.
Y así, con “Lose yourself”, Eminem se despidió de sus fans que lo aguardaron lo suficiente como para que, minutos después de verlo en vivo, hayan sentido que valió la pena tantos años de espera.
Aclaración: la foto de portada es de archivo dado que Eminem solicitó que no haya fotos ni videos.
