Un médico francés llamado Alain Bombard, trató de comprobar si un náufrago podría sobrevivir en altar mar sin reservas de comida y de agua dulce. Y lo hizo con un espectacular experimento, atravesando en una lancha el Océano Atlántico.
Bombard subsustió en principio gracias al agua dulce de la lluvia. Pero cuando ésta escaseó, suplió su falta bebiendo el líquido cefalorraquídeo de los peces que capturaba. Y lo complementó tomando también pequeñas cantidades de agua marina, que no superaban el cuarto de litro diario.
A Alain se lo tildó de mentiroso porque algunos creían que se había alimentado a escondidas durante la travesía.