¿Qué mejor para dormir al aire libre (o no) que un saco con forma de oso?
Además de lo cómodo y cálido que debe ser pasar la noche ahí dentro la apariencia de animal hace juego con el entorno. Esta fantástica idea se le ocurrió al artista japonés Eiko Ishizawa. Ella se inspiró en Bruno, un oso problemático que vivía en los Alpes italianos, y que finalmente fue asesinado por oficiales que temían por la seguridad de la gente del lugar.
Este traje/cama cuesta 2.350 dólares, no es poco, pero seguro mucha gente estará copado de conseguir algo así: