Todos, en alguna ocasión, sentimos unas terribles ganas de dormir en horas de clase. Sin embargo, el precio de ser visto por el profesor de turno era demasiado alto.
Hasta que un buen día, Zach King construyó una herramienta ingeniosa para echarse una siestita reparadora sin sufrir castigo alguno. ¿Traje invisible? No, pero poco le falta.
Su idea fue armar una gigantografía con su figura que, desde lejos, interactúa con el entorno. Algo así como una realidad aumentada virtual, pero “real”.
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