Hay que tener mucho coraje para desafiar los límites de la ira de un león. Pero cuando hay hambre, hasta un pequeño perro puede convertirse en el verdugo inesperado.
Mientras el pichicho comía, tres cachorros felinos se acercanos hasta él para, en principio, hacerse “amigos”. Sin embargo, el objetivo no era otro que formar parte del banquete.
El can, ávaro como pocos, sacó chapa de héroe y los espantó a pura guapeza.