La entrada de Wayne Coyne a cualquier escenario es sinónimo claro de fiesta. Pero no cualquiera: un verdadero viaje psicodélico en el que globos gigantes, un Papá Noel bailarín y una mujer en pleno parto decoran el colorido paisaje. Y si a esto le sumamos a los Flaming Lips como banda sonora no hay persona en el mundo que no quiera vivir en esa fantasía.
Justamente ese mundo de fantasía es el que trajo Wayne Coyne y sus adorados Flaming Lips al escenario Ford Fiesta de Tecnópolis. Race for the Prize, Yoshimi Battles the Pink Robots, Pt. 1 y The Gold In the Mountain of Our Madness fueron los primeros temas en sonar. Explosiones en el cielo de papelitos de colores, pelotas inflables sobrevolando entre la gente y muñecos gigantes bailando entre brillantes tiras de luces fueron solo algunas de las cosas que fueron poco a poco apareciendo arriba del escenario.
Pero sin dudas el gran momento de la noche -y el más emotivo- llegó cuando Coyne se subió a una pelota transparente y corrió entre la gente cantando el clásico de David Bowie: Space Oddity.
Los Flaming Lips trajeron una vez más a Buenos Aires su viaje psicodélico y demostraron que en el arte de volar son los que la tienen más clara.
Fotos: Cecilia Salas y José Luis García