Un hombre planeó todos los detalles para que su formal pedido de matrimonio sea algo inolvidable para su pareja.
Para eso, los tortolitos llegaron hasta el Parque Cunningham Falls de Maryland, Estados Unidos. Ante semejante escenario natural, el muchacho se arrodilló, tomó el anillo y la miró con dulzura. Ella, sorprendida y emocionada, aceptó.
Beso va, caricia viene, la misión fue cumplida. Sin embargo, el destino tenía guardada una sorpresa no deseada.
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