No hay nada como el baño de casa. Algunos lo utilizan como guarida del pensamiento. Otros, en cambio, sólo para cuestiones naturales.
El problema viene cuando el deber llama a lo segundo y el equipo juega de visitante. Puede salir bien o mal, sin grises. La respuesta final la da el botón: si baja, puño cerrado. Si encalla, nervios de punta.
¿Qué hacer ante ese escenario? La mayoría aceptaría sacrificar una buena ración de shampoo con un balde de agua caliente. Ese procedimiento, aún hoy, es efectivo. Pero no del todo.
Todo lo que necesitás para romper con el bloqueo está ACÁ.