Nadie sabe qué tiene, pero todos lo quieren. ¿De qué hablamos? Del spinner, ese gadget que irrumpió en 2017 con la durísima tarea de robarle minutos de atención a las pantallas negras.
Poco a poco, el juguete consiguió posicionarse en todos los estratos sociales. Pero en Rusia la cosa llegó a un límite extremo gracias a un hombre que fabricó su propia versión con tres autos.
Chatarra de ayer, joya de hoy. Mirá cómo funciona ACÁ.