El ingenio popular puede llevar a reformular clásicos de la infancia como una pistola de agua. Sí, aquel juguete de plástico digno de calurosos veranos sufrió un upgrade tan fabuloso como peligroso.
Bajo la supervisión del ingeniero Lonnie Johnson llegó al mercado Super Soaker, una pistola que mide algo más de dos metros de longitud y que puede llegar a ser letal.
Gracias a la capacidad de presión que tiene el depósito de agua, el chorro es capaz de romper cristales sin mayores inconvenientes. Claro, alcanza una velocidad máxima de 437 kilómetros.
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