En medio de la tranquilidad del hogar, un perro y un gato midieron sus fuerzas en una breve e intensa pelea que tuvo un desopilante final.
El felino manejó el ring del hogar con golpes cortos y certeros. En tanto, el pichicho se mantuvo al margen, a la espera de un contraataque efectivo.
Hasta que de repente ambos se dieron cuenta que el mejor camino era calmarse y darse unos buenos besos.
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