Un simpatico perro que tenía ganas de dormir una siesta redobló esfuerzos para acostarse en una diminuta cama que, minutos después, le aguó la fiesta.
El pichicho realizó una serie de maniobras para encontrar comodidad en la escasa superficie. El esfuerzo estuvo, pero la materia es impenetable.
¿El culpable de todo? Su amigo de cuatro patas que le ocupó su lugar original. Mirá el VIDEO.