Lana del Rey se encontró con sus fans en el Lollapalooza
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19:15, Buenas y nubladas tardes para la hermosura de Lana del Rey con su chaqueta de cuero negro y sus coristas de blanco. La voz comenzó a bajar dulcemente como un ángel anunciando la llegada de la noche. Así empezó con 13 Beaches y Cherry, a la par de sus aretes grandes y redondos, que buscaban protagonismo entre enrede y enrede con su pelo a medio atar.
Todo un pop distinto al que uno suele estar acostumbrado. Una Millenial de estética blanco y negro y una playa de fondo en la pantalla que custodia sus espaldas, logra convocar ya para las 19:40 a gran parte de los asistentes lollapalooceños. Entonces endulzó a todos con White Mustang y, sonrisa compradora mediante, High by the Beach, susurrado por ella y cantado por todos los de abajo.
Y entonces, para las 19:49, Born to Die. El momento de la noche. Primero ella, después el público y “togheter”, como solicitó Lana. La noche siguió con Blue Jeans, National Anthem y West Coast, con una (inusual) movediza Elizabeth Woolridge Grant.
Una diva agiornada que para las 19:58 se puso a hacer National Anthem y para las 20:01, terminando el tema, bajó sacarse selfies con los fans y hasta levantó una bandera de Argentina. Enseguida retomó el show y la noche alcanzó su clímax con temas como Lust for Life, Videogames – su canción favorita, según dijo ella durante el show- y Ultraviolence.
El cierre, a todo clamor, fue con Summertime Sadness, que hasta se animó a pedir un cigarrillo. “Por favor”, suplicó y sí, lo prendió, claro. Pitó y empezó a entonar Off the Races, seguido por el público. Lana, Elizabeth o como quieran llamarla, fue hermoso.
