Según explicaron desde la institución, se trata de una ofrenda de la Edad de Bronce que constituye una rareza no sólo por su antigüedad, sino porque el extraordinario estado en el que fue encontrada. “Este hallazgo es excepcional por varias razones. Primero, el grado de conservación en sí. Cuando levantás la espada podés sentir que todavía está en pleno funcionamiento. Todavía está afilada. Realmente podría levantarla del suelo y usarla”, contó entusiasmado Jesper Hansen, curador del museo.
Hoy, la espada que pesa 1,3 kilo se encuentra desarmada, para facilitar el estudio y la identificación de sus materiales, entre ellos, madera, cuerno y antimonio para la empuñadura, y una aleación de bronce para la hoja. Según el grupo de arqueólogos, la clave de la conservación estuvo en el material vegetal con el que fue cubierta todos estos años.
En cuanto al significado y la relevancia del descubrimiento, Hansen explicó: “Algunas personas lo pusieron en el suelo hace 3000 años y tenían algunos sueños y deseos para el futuro. No conocemos sus sueños, pero la espada aquí es la prueba física de los pensamientos que la gente tenía hace 3000 años. Nuestras vidas como personas en la tierra y el mundo imaginario se fusionan en este objeto, y es un pensamiento fascinante”.