“Ambas aprendimos la misma lección en nuestra infancia: cuando eres joven y famosa, no puedes tener el control de tu propio relato”, escribió Mara Wilson, recordada por sus entrañables papeles en películas que marcaron a fuego la infancia de muchos, como Matilda, Señora Doubtfire, o Papá por siempre. Así comienza su carta abierta, publicada por el New York Times, en la que cuenta los horrores de Hollywood y cómo sufrió el acoso de los medios desde muy temprana edad.
En ella, además, empatiza con Britney y con el maltrato que ambas sufrieron: “Hay muchos momentos en la vida de Britney Spears que me resultan familiares. A ambas nos hicieron muñecas con nuestra cara, ambas tuvimos que sufrir a amigos cercanos y novios contando nuestros secretos y ambas tuvimos que aguantar a hombres adultos haciendo comentarios sobre nuestro cuerpo”, explica Wilson, quien comenzó su carrera actoral a los 5 años.
Hoy, con 33 años, y atravesada por el reciente documental de Britney, apuntó no sólo contra la industria, sino también contra los medios: “Hollywood ha decidido abordar el acoso en la industria, pero nunca fui acosada sexualmente en un set de filmación. Mi acoso sexual siempre fue a manos de los medios y del público“, acusó. “La gente me preguntaba ‘¿Tienes novio?’ en entrevistas desde que tenía 6 años. Los reporteros me preguntaban que quién pensaba que era el actor más sexy y sobre el arresto de Hugh Grant por solicitar a una prostituta”, continuó.
“Framing Britney Spears” ha dado lugar a cientos de respuestas, confesiones, e incluso disculpas, como la que ofreció Justin Timberlake a la cantante. Sin embargo, Mara Wilson considera que aún falta mucho camino por recorrer en lo que refiere a los “caminos oscuros” de las estrellas infantiles, como la de Britney. “Su historia es un ejemplo sorprendente de un fenómeno del que he sido testigo durante años: nuestra cultura edifica a estas chicas solo para destruirlas. Afortunadamente, la gente se está dando cuenta de lo que le hicimos y comienza a disculparse con ella. Pero seguimos viviendo con las cicatrices”, concluye.