Desde 2017, investigadores del Centro de Arqueología Marítima de Alejandría investigan la zona de aquel descubrimiento para dar con los restos faltantes del naufragio, y finalmente, no sólo consiguieron rescatar la parte faltante de este barco mercante, que data del año 1764 -fecha de su hundimiento-, sino con cientos de artefactos y productos en perfecto estado de conservación.
Según pudieron determinar, el navío iba cargado de esta mercadería cuando se estrelló contra la barrera de coral y se hundió a causa de una tormenta. Entre los objetos encontrados hay partes del casco, fragmentos de cerámica y hasta algunas botellas de licor. Además, el barco llevaba una gran cantidad de alimentos, que eran la mayor parte de la carga: café de Arabia, especias indias (pimienta, coriandro, cardamomo y nuez moscada), ostras y frutas como uvas, higos, aceitunas y cocos de las islas Seychelles. Sin embargo, el mayor tesoro son los más de 4.000 artefactos -guardados actualmente en la ciudad egipcia de Alejandría- entre los que se destacan 200 platos y 300 tazas de porcelana china, acompañados de 850 botellas de cerámica, y 40 jarras dedicadas al transporte de provisiones.
A mediados del siglo XVIII, el Mar Rojo era una zona muy concurrida para los comerciantes. Se trataba del principal punto de unión entre Asia y África y formaba parte de la famosa Ruta de la Seda, a través de la cual se intercambiaban mercancías e ideas entre Europa, el mundo islámico y el Lejano Oriente.