“Se come también con los ojos”, reza un dicho popular que acaba de ser confirmado por la ciencia. Un estudio publicado en el medio especializado Journal of Consumer Psychology, acaba de confirmar que el orden en que los sentidos interactúan con la comida tiene una enorme influencia para que el placer que esta nos provoca sea mayor. En concreto, la investigación concluye que hay un orden ideal para que el disfrute sea mayor: empezar con la vista, seguir con el olfato y terminar con el paladar.
Para llegar a esta conclusión, los investigadores hicieron pruebas en 200 personas que incluyeron galletas, bebidas de frutas y limonada. Cada uno de los participantes probó cada una de las tres cosas, intercambiando el orden de los sentidos: sin ver, sin oler, viéndolas antes que oliéndolas, y viceversa.
En cuanto a las galletas y las bebidas de fruta, los catadores sostuvieron que eran mejores si los veían primero durante la prueba, antes de poder olerlos. Lo mismo pasó con la limonada: los participantes no sólo dijeron que les gustaba más aquella que habían visto primero, sino que también bebieron más.
“Esto se debe a que poder ver un alimento antes de olerlo ayuda a procesar la señal de olor con mayor facilidad, lo que a su vez mejora la percepción del sabor de la comida”, explica Dipayan Biswas, profesor de marketing en USF.
Este resultado redunda en la necesidad de instalar vitrinas en los locales gastronómicos, los supermercados y otros establecimientos relacionados a fin de facilitar la capacidad del cliente de ver un alimento a distancia antes de olerlo. Si hay fotos o muestras visibles –una prueba de ello es Instagram– antes de entrar en un negocio, se fortalecerá la percepción del sabor de los alimentos, lo que podría aumentar las ventas.