El experimento, que genera dudas en la mayoría de la población y desconfianza en los especialistas, es seguido de cerca en las redes sociales por impulsores y detractores con los hashtags #bitcoinday y #noalbitcoin.
Desde su cuenta de Twitter, Bukele impulsa las operaciones con este nuevo sistema, aunque las criptomonedas cayeron casi un 14% y cientos de salvadoreños protestaron contra la innovación.
El Gobierno salvadoreño ya compró sus primeras 400 monedas a un valor de mercado de 21 millones de dólares, pero no fue un buen arranque para la jugada: en las primeras 12 horas ya había perdido casi dos millones de dólares.
También se lanzó la billetera electrónica Chivo para los teléfonos celulares, y se obsequió a los salvadoreños un monto equivalente a 30 dólares en bitcoins para que empiecen a operar. Además, el Ejecutivo instaló 200 cajeros Chivo en todo el país para operar con bitcoins y dólares.
En el lenguaje coloquial de El Salvador, “chivo” significa algo muy bueno. Pero sus detractores aseguran en las redes que el bitcoin #NoesChivo porque expone a los fondos estatales a un activo muy volátil.
Cuando nació en 2009, el bitcoin valía centavos de dólar. Hoy, su precio supera los 52.000 dólares. Sin embargo, en los últimos 12 meses llegó a los 62.000 y cayó hasta 35.000, a partir de comentarios de inversionistas o de anuncios de regulaciones chinas. Por eso, muchos economistas y organismos como el Banco Mundial, el FMI y el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) son escépticos.