Thomas Bangalter habló de lo malo que fue usar cascos con Daft Punk

Música 16 Ene

El músico explicó que el anonimato condujo a "una especie de aislamiento que no es agradable".

En declaraciones al canal de noticias francés Brut, Bangalter destacó las ventajas, desventajas y situaciones graciosas que se produjeron por llevar los cascos. Recordó, por ejemplo, cuando alguien le vendió una entrada para su propio show, sin darse cuenta de que se trataba de la mitad de Daft Punk en persona.

“El anonimato y la creación de estos personajes permitían protegerse y recluirse”, dice Bangalter, “lo cual era práctico, pero también creaba cierta distancia. Hubo situaciones divertidas, como en Londres, donde alguien intentó venderme una entrada para mi propio espectáculo mientras salía a comer algo. Pensé que sería divertido, así que compré la entrada, fui al lugar y esperé.”

“Cuando creamos estos personajes robóticos, parecía que se convertían en parte del arte de la performance, jugando entre la ficción y la realidad. El anonimato podía acercarse tanto a la humildad como, al igual que los héroes de cómic, a un poco de esquizofrenia entre el alter ego y el lado humano.”

“Sí, creo que hay mucho de azar y de casualidad, y también de conexión con el público, aunque haya cierta distancia debido al concepto de robot, que era una metáfora del papel de la tecnología entre la utopía y la distopía. Era un ir y venir constante, que nos permitía divertirnos y expresar cosas.”

Más adelante en la entrevista, Bangalter, que publicó un álbum en solitario titulado Mythologies en abril de 2023 tras la ruptura del dúo en 2021, aborda cómo fue abandonar este anonimato.

“Lo interesante es que el anonimato nace inicialmente de un deseo de discreción y mucha humildad”, dice. “Llegó un momento en que me pareció pretencioso seguir en el anonimato, y me encontré en situaciones en las que la gente se disculpaba por no tener fotos para asegurarse de que no me molestaran. No buscaba llamar la atención, pero el anonimato empezó a atraer más atención de la que quitaba”.

“Así que, después de esconderme durante 20 años, el mensaje sobre las intenciones y la libertad se transmitió. Era sólo un gesto artístico, y el anonimato fue crucial durante la existencia de estos personajes, creando una oscilación entre realidad y ficción. Me protegía, pero también podía conducir a una especie de aislamiento, que no es especialmente agradable. Me lo planteé, pero al final me di cuenta de que no estaba en el centro de mis preocupaciones”.