Hay un público que no puede dejar de sentirse afortunado por haber estado en el show de la banda que se presentó a las 19:15hs en el Main Stage 1 del Día 1 del Lollapalooza Argentina: es el público de Phoenix, que quedó hechizado para siempre.
Todo comenzó con el tema que también abre su último álbum Bankrupt! (2013), Entertainment. Y no era casual: se escuchaba tan bien como en el disco. El sonido que estos franceses nos trajeron fue de lo mejor de este mega festival que vivimos por primera vez en Buenos Aires.
La gente saltaba de felicidad mientras una pantalla en color pleno reflejaba un rojo intenso en sus caras. “Argentina, ¿qué tal?“, saludó el cantante Thomas Mars durante Lasso, y así arrancó la interacción con un público que aplaudió a la banda constantemente y que a medida que pasaban los segundos se volvía incontable, como en Trying to be Cool, uno de los mayores hits de Bunkrupt! en el que los miles de brazos en alto protagonizaron la transición con Chloroform marcando el pulso de la canción, una escena épica que concluyó con Thomas cantando el “my love, my love, my love, my love is” del estribillo tomando el micrófono con las dos manos, como si fuera el rostro de su amada.
El show continuó con If I ever feel better y le siguió Funky Squaredance, tema que terminó con un increíble solo de guitarra. Love like a Sunset vino de la mano de la imagen de una nube de ensueño en la pantalla central, seguida de una fuerte línea roja que gestó una sensación de armonía en el ambiente que vino a quebrarse con la aceleración de Consolations Prizes.
Tras S.O.S. in bel air, con Armistice Thomas bajó del escenario y saludó a los fans ubicados adelante. No pudo esperar para agradecerles por estar ahí mientras sonaba 1901. Cuando llegó el turno de Rome la pantalla se dividió en magenta y cian para dar paso a una montaña con columnas eternas que acompañaron a la intensa batería con la que finalizó este gran tema.
Pero el show aún no terminaba, porque el final era más grande: Thomas nos sorprendió a todos al subirse a la torre de sonido y recorrer todo el lugar con un micrófono de un cable que parecía interminable, eterno. Y mientras sonaban nuevamente los majestuosos acordes de Entertainment para finalizar el show, se tiró al público cási como un dios que cae del cielo y es atajado por una mutitud, como si fuera el mejor final que podía tener.
Vivimos el Día 1 del Lollapalooza Argentina y confirmamos que tuvo a una de las mejores bandas que podía tener: Phoenix.
Por Matilde Moyano
Fotos: Cecilia Salas
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