Si tenés los síntomas de los siguientes puntos, sin duda, tenés miedo al compromiso, incluso estando solo/a:
1. Tenés una primera cita y después te ves en la obligación de tener que planificar la segunda cita con esa persona otra vez, lo cual te genera estrés.
2. Después de salir varias veces con alguien, te empezás a preguntar si esa persona piensa que están ‘saliendo oficialmente’. Miedo.
3. Un amigo te pregunta algo como: ‘Y entonces, ¿qué está pasando entre vos y X?’. Miedo.
4. Detalles insignificantes que no le deberían de molestar a nadie te empiezan a causar cierto nerviosismo. Miedo.
5. Cuando esa cosa indefinida-que-en-realidad-no-era-una-relación termina, te ponés un poco triste, pero más que nada te sentís aliviado.
6. Tener un ‘amigo con derechos’ suena como la relación perfecta.
7. Te das cuenta de que le tenés que poner algún nombre a lo que está pasando y eso te genera demasiada presión.
8. Te da miedo de que algún día tengas que tener una conversación profunda con esa persona.
9. No sabés por qué no te sale comprometerte con algo o alguien.
10. Cualquier compromiso a largo plazo te causa estrés, a pesar de que sea algo que no tenga nada que ver con una relación.
11. No te gusta planificar más allá de un par de semanas.
12. Se te dificulta entender a las personas que están en relaciones largas.
13. Estás convencido de que el matrimonio es algo que nadie puede cumplir en realidad.