Tras una larga espera, el show de Kasabian en Argentina se hizo realidad. Había caído el sol y se venía la noche en el Hipódromo de San Isidro: las luces se encendieron y con los primeros acordes ya podía distinguirse que se trataba de los ingleses, una de las bandas más esperadas por la audiencia musical.
Bumblebeee fue el tema elegido para abrir un espectáculo que no iba a defraudar. Y cómo iba a hacerlo, si al instante comenzó a sonar Shoot The Runner, seguido por Underdog y el himno Days Are Forgotten.
Los chicos de Leicestershire venían a presentar 48:13, su quinto álbum de estudio y la continuación del exitoso Velociraptor!. Aquel disco de 2011 no había podido presentarse en 2012, cuando la banda estuvo a punto de venir para otro festival, pero un problema de saludo del guitarrista Serge Pizzorno lo impidió. Y fue el mismo Serge quien esta noche, en el Lollapalooza, pidió “perdón” por no haber estado… “Perdón por no haber venido antes… esta noche los recompensaremos”.
Y así fue. Kasabian dio el show que todos venían esperando. Eez-eh, Club Foot, Treat, Switchblade Smile, sonaron con tanta potencia que deslubraban a la multitud.
No es tan fácil que un espectáculo ultra-rockero haga bailar a tantos… Pero eso para Tom Meighan y compañía nunca fue un desafío: durante la hora de set fue imposible quedarse quieto.
El cover de Praise You, de FatboySlim, llegó como un mash-up de L.S.F (Lost Souls Forever), uno de los puntos más eufóricos de la noche. Y la banda demostró que realmente vino para reivindicarse.
“A saltar” anunciaban con Vlad de Impaler. Y con Fire, Kasabian cerró su show, uno de los mejores de esta segunda edición del Lollapalooza Argentina.
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Por Natalia Grego
Fotos: Ornella Capone