Las mismas fueron encontradas en el antiguo cementerio de Valsgärde , ubicado en la ciudad de Uppsala, Suecia. Conocido por sus tumbas de barcos del 600 y 700 d.C., alberga cerca de 90 entierros del período merovingio, época previa a la era vikinga.
Los botes medían alrededor de 10 metros de largo y contaban con espacio para cuatro o cinco pares de remos, gran cantidad de provisiones y herramientas para cocinar y cazar y apuntaban con la popa hacia el río Fyrisån, listos para el viaje de los guerreros al inframundo.
“Todavía me sorprende lo bien que se conservaron las plumas, a pesar de que habían estado en el suelo durante más de 1000 años”, señaló el biólogo Jørgen Rosvold, quien estudió el colchón de plumas. Y agregó: “La gente creía que el uso de plumas de pollos domésticos, búhos y otras aves rapaces, palomas, cuervos y ardillas prolongaría la lucha tras la muerte. En algunas áreas escandinavas, las plumas de ganso se consideraban lo mejor para permitir que el alma se liberara del cuerpo”. En cuanto al búho decapitado, los investigadores creen que es probable que le cortaran la cabeza para evitar que volviera de la muerte.