Las pruebas diagnósticas que se utilizan en la actualidad para determinar la infección por SARS-CoV-2 sufren de dos limitaciones fundamentales: la técnica PCR requiere mucho tiempo para obtener resultados y la utilización de materiales y equipos muy costosos; mientras que los test rápidos tienen baja sensibilidad o límite de detección, por lo que pueden arrojar falsos negativos.
En este contexto, cobra relevancia el más reciente avance de un equipo de especialistas del CONICET que pudo desarrollar un método de detección de virus directo, muy sensible, rápido y económico, que tiene una particularidad adicional: permite diferenciar virus que están en estado infeccioso de aquellos que ya fueron inactivados. El trabajo se publica hoy en la prestigiosa revista científica Science Advances.
La nueva tecnología consiste en un sensor compuesto por una membrana plástica o filmina con una perforación a escala nanométrica (la millonésima parte de un milímetro) en su centro, donde su ubican moléculas de ADN con un alto grado de selectividad y sensibilidad frente a diferentes tipos de muestras, que pueden ser saliva, suero o, incluso, agua.