La maniobra implicó recortar los postes de madera que las aves eligieron para construir sus nidos y anexarlos a los nuevos postes de hormigón, en la misma altura y orientación.
Así, no se alteró el hábitat de los pájaros carpinteros. Según explicaron desde la cooperativa, “fue un intento para conservar el lugar de resguardo de los pájaros sin saber si iba a dar resultado”, y un dato curioso es que en uno de los dos nidos conservados nacieron pichones.
Si bien un poste de madera no es un refugio natural para estas aves, los elijen ante la poca presencia de árboles.