Originado en Estocolmo, Suecia, el “plogging” se expandió por todo el mundo. Consiste básicamente en salir a correr y llevar una bolsa de residuos para levantar la basura que se encuentre en el camino, es decir, combinar la práctica deportiva con el cuidado del medio ambiente.
Esta tendencia fue ganando adeptos a lo largo de Suecia y el resto de los países nórdicos, como Noruega y Finlandia, hasta replicarse en países como Francia, Corea del Sur, India, y también en Estados Unidos, México, Chile y Argentina.
El término “plogging” proviene de la fusión del término inglés “jogging” (correr) con la expresión sueca “plocka upp”, que significa recoger.
Los participantes salen a correr, caminar o también a andar en bici (incluso hay casos en los que nadadores se sumaron a esta iniciativa) y llevan consigo una bolsa para ir recogiendo desechos, como por ejemplo botellas de plástico, nylon, latas de aluminio o colillas de cigarrillo, que contaminan los entornos naturales.
Además, en torno a esta actividad se organizan diversos eventos, como maratones. Quienes realizan esta actividad deportivo-ecológica aseguran que se pueden quemar hasta 300 calorías en 30 minutos, ya que se combinan correr con sentadillas para levantar un desperdicio.
Todos los días aparecen nuevos grupos que se suman al plogging, ya sea por iniciativa individual o por agrupaciones, ONG’s o establecimientos educativos y gubernamentales en distintas partes del país. Hay grupos de “ploggeros” en provincias como Buenos Aires, Santa Fe, Salta, Chaco, Neuquén, Corrientes, La Rioja, Córdoba, Tucumán, Río Negro.