Tras disputar los primeros dos encuentros del grupo C en el estadio Lusail -el más grande de las ocho sedes- el equipo de Lionel Scaloni buscará la clasificación en el moderno “974”.
El nombre del estadio se debe a que 974 es el prefijo telefónico de Qatar y, además, se utilizó exactamente esa cantidad de contenedores en su contrucción, ubicados como bloques al estilo “Lego”, inspirado en la zona portuaria e industrial en la que está ubicado.
La innovadora sede tiene un diseño único y será la primera totalmente desmontable en la historia de la Copa Mundial de la FIFA. Esto establece un nuevo estándar en sostenibilidad. Su diseño contempló un menor requerimiento de materiales, menos deshechos, para minimizar considerablemente la huella de carbono del proceso de construcción.
Es importante destacar que sus partes podrían ser reutilizadas en diferentes proyectos e instalaciones tanto en Qatar como en otros lugares del mundo.
El estadio, cuya construcción estuvo a cargo del estudio español de arquitectos Fenwick Iribarren, está ubicado a orillas del golfo, del otro lado West Bay, Doga, y fue inspirado en el comercio exterior y en la navegación.
Su ubicación junto al mar juega un papel importante en la climatización, ya que ofrece una brisa fresca natural para aligerar la carga de los sistemas de refrigeración.
Pero no todo es favorable. Con la mitad de la capacidad del Lusail, donde la Selección impuso un récord de público en Qatar con 88.966 espectadores, el “974” no presenta el mejor estado de cuidado del campo de juego: los jugadores de Brasil se quejaron tras su partido ante Suiza y se presentará un reclamo.
Si Argentina termina en el primer lugar del grupo C jugará los octavos de final el 3 de diciembre en el estadio Ahmad Bin Ali (45.032), y si clasifica en el segundo lugar lo hará en Al Thumama (44.400) el 4 de diciembre.