Demandaron a Lizzo por acoso sexual y ambiente de trabajo hostil

Mientras estaban de gira con la cantante, tres mujeres bailarinas alegan que fueron presionadas en un club de striptease y avergonzadas por su peso.

La demanda fue presentada esta semana en el Tribunal Superior de Los Ángeles y también nombra a la productora Big Grrrl Big Touring de Lizzo y a la capitana de baile Shirlene Quigley. Las bailarinas reclaman daños y perjuicios por angustia emocional, incluyendo salarios no pagados, lucro cesante y honorarios de abogados. 

Las tres bailarinas que están detrás de la demanda empezaron a trabajar con Lizzo en 2021. Arianna Davis y Crystal Williams fueron contratadas en torno a la serie de telerrealidad de Amazon Watch Out for the Big Grrrls. Una tercera, Noelle Rodríguez, fue contratada tras aparecer en el vídeo “Rumors” de 2021.

La demanda también describe un incidente que tuvo lugar en una fiesta posterior a un espectáculo en Ámsterdam a principios de este año, en la que Lizzo supuestamente presionó a Davis para que tocara los pechos de una artista desnuda con cánticos instigadores. La demanda también afirma que Lizzo animó a las bailarinas a “agarrar consoladores lanzados desde las vaginas de las artistas y comer plátanos que sobresalían de las vaginas de las artistas.”

“Los demandantes estaban atónitos por la poca consideración que Lizzo mostraba por la autonomía corporal de sus empleadas y de quienes la rodeaban, especialmente en presencia de muchas personas a las que empleaba”, afirma la demanda. Las bailarinas también afirmaron que Lizzo las invitó a un bar cabaret de París para “inspirarse” sin revelarles que las artistas irían desnudas.

Davis también demandó a la productora y a Lizzo por discriminación por discapacidad. La bailarina afirmó que Lizzo llamó la atención sobre el peso de la bailarina en un comentario “apenas velado” sobre que parecía “menos comprometida” con su trabajo tras una actuación en SXSW. Davis afirmó que Lizzo fue “implacable” al pedirle que revelara con qué “problemas personales” estaba lidiando y, por lo tanto, Davis reveló que estaba luchando contra la ansiedad, la depresión y que le habían diagnosticado un trastorno por atracón.

Williams afirma haber perdido su trabajo tras alzar la voz en un ensayo en el que cuestionó la afirmación de Lizzo de que los bailarines beben antes de los ensayos. Davis grabó una reunión el 27 de abril, alegando que lo hizo debido a una afección ocular inducida por el estrés. Cuando Lizzo se enteró de la grabación, la demanda afirma que expresó su indignación en una reunión de emergencia en la que Davis reconoció haber hecho la grabación. Davis afirma que Lizzo la despidió en el acto. Davis alegó detención ilegal contra la productora, afirmando que fue obligada a permanecer en la sala para que su teléfono pudiera ser registrado.

Por su parte Rodríguez dijo que dimitió públicamente en respuesta al despido de Davis por Lizzo. La demanda afirma que Lizzo “se acercó agresivamente a la Sra. Rodríguez, gritando blasfemias, crujiéndose los nudillos y cerrando los puños aparentemente preparándose para atacar”. Lizzo supuestamente gritó: “Tienes mucha puta suerte” y fue apartada. Rodríguez demandó a Lizzo por agresión a raíz de este incidente.

La denuncia cita el acoso racial por comentarios “cargados de animadversión racial y gordofobia” de empleados de la compañía en gira. Las bailarinas afirmaron que, cuando pidieron el 50% de su paga semanal durante su tiempo de descanso, les ofrecieron el 25% y las retaron. “Sólo el elenco de bailarinas -compuesto por mujeres de color de complexión gruesa- recibió este tipo de trato“, afirmaba la demanda. Quigley fue acusada específicamente de acoso religioso por aprovechar “cada oportunidad para hacer proselitismo a todos y cada uno en su presencia, independientemente de las protestas”.

“La sorprendente forma en que Lizzo y su equipo de gestión trataron a sus artistas parece ir en contra de todo lo que Lizzo defiende públicamente, mientras que en privado avergüenza a sus bailarinas y las degrada de una forma que no sólo es ilegal, sino absolutamente desmoralizadora”, dijo el abogado de las bailarinas, Ron Zambrano, en un comunicado.