La cría había caído en un tubo de drenaje de un complejo hotelero ubicado en las cercanías del Parque Nacional de Khao Yai, en el noreste de Tailandia, a unos 200 kilómetros de Bangkok.
La madre del elefante, de diez años, comenzó a desesperarse y tuvo que ser sedada pero, debido a las malas condiciones climáticas también se desplomó en el pozo de dos metros de largo por tres de ancho.
El operativo de rescate duró tres horas y contó con equipos de un complejo hotelero cercano, líderes comunitarios y agentes del parque nacional. Se tuvo que estimular el corazón de la elefanta, que había dejado de respirar debido al impacto.
“Ella recobró la consciencia después de que fuera estimulada tanto por mí como por el bebé, que insistía en succionarle las tetas“, explicó la veterinaria Chanannya Karnjanasaka a la agencia Efe. Después de la recuperación, las autoridades del parque liberaron a los dos animales de vuelta al bosque tropical donde viven.
“Estamos contentos de que madre y bebé estén a salvo. Este es el resultado del arduo trabajo de todas las partes involucradas en el rescate”, celebró Chanannya.
Anteriormente, en 2019, ocurrió un episodio similar. Once elefantes fallecieron tras caer por una cascada en Khao Yai, un incidente que algunos activistas atribuyeron a la pérdida de hábitat de los paquidermos por la acción humana.
Según agrupaciones de protección de los animales, unos tres mil elefantes salvajes viven en la actualidad en los bosques de Tailandia amenazados por la creciente deforestación, frente a los 300.000 paquidermos que poblaban el país hace más de un siglo.