Esta edición va a “quedar en la historia como la feria del reencuentro y el fortalecimiento de la escena del arte argentino contemporáneo de la que todos y todas formamos parte. Fue la feria de celebración de los 30 años de arteBA, tuvo una energía muy especial, el escenario diferente la dio otro tono. Fue muy emotiva y nos permitió acercarnos, dialogar, disfrutar”, afirmó Andreani.
Señaló además que “los y las coleccionistas y los museos apoyaron a galerías y artistas con buenas compras, la calidad de las obras fue algo destacado por muchas personas. Y el público acompañó con mucho entusiasmo nuestra propuesta. Inolvidable”.
En los primeros días de la feria, que inauguró para coleccionistas y luego sumó público en general, varias instituciones habían comprado obra, entre ellas el Malba que adquirió un tapiz de Yente, seudónimo de Eugenia Crenovich (Buenos Aires, 1905-1990) por 40 mil dólares, y el Museo Nacional de Bellas Artes que le compró a la galería Crudo, de Rosario una obra de Eduardo Vigo. También la Fundación Klemm compró una obra de Fernanda Laguna; el Museo de Arte Contemporáneo de Salta se llevó un acrílico de Carolina Antoniadis y el Museo Franklin Rawson optó por una obra de José Luis Landet.
Entre las visitas estelares de la feria estuvieron Marta Minujín y Luis Felipe Yuyo Noé, acaso los dos artistas visuales más importantes del país, que participaron del brindis inaugural de la feria con la ilusión y la alegría de volver al reencuentro presencial. En un video que subió arteBA a sus redes, la artista pop definió a esta edición de la feria como “una fiesta” donde “ver todo el arte que se hace en la Argentina”.
El 20 por ciento de las galerías participantes provenía de fuera de la ciudad de Buenos Aires, lo que convirtió este porcentaje en un récord para la historia de arteBA, que históricamente se inclinó por la impronta internacional. Esa perspectiva federal se vio con la presencia de galerías con sede en Tucumán, Córdoba, Rosario, Santa Fe y Mendoza.