Día de la Tierra, una oportunidad para “invertir en nuestro planeta”

Designado por la Asamblea General de las Naciones Unidas en 1970, el 22 de abril se conmemora el Día Internacional de la Madre Tierra y el tema elegido para 2022 es "Invertir en nuestro planeta".

Olas de calor, incendios forestales, inundaciones, sequías, acidificación de los océanos y otros eventos climáticos vienen afectando a millones de personas en el mundo. Alrededor de un millón de especies animales y plantas se encuentran en peligro de extinción. La Madre Tierra claramente nos pide que actuemos. 

El cambio climático, los cambios provocados por el ser humano en la naturaleza, que perturban la biodiversidad, como la deforestación, el cambio de uso del suelo, la producción agrícola y ganadera intensiva o el creciente comercio ilegal de vida silvestre, pueden acelerar el ritmo de destrucción del planeta.

El Día de la Tierra es un evento anual para hacer visible la necesidad de actuar por la protección del medio ambiente, y el tema de este año es “Invertir en nuestro planeta.”

La Asamblea General de las Naciones Unidas designó el 22 de abril como el Día Internacional de la Madre Tierra en 1970, cuando 20 millones de personas salieron a las calles para protestar por los derrames de petróleo, el smog y la contaminación de los ríos, algo que obligó a los gobiernos a tomar medidas concretas, como la aprobación de leyes ambientales y la creación de la Agencia de Protección al Medio Ambiente.

En esta fecha, desde el movimiento Earthday.org -que coordinará en este día diversas acciones globales- advierten sobre los riesgos de ignorar la destrucción ambiental y sobre la necesidad de contar con políticas y medidas de protección, como la creación de empleos verdes y estímulos económicos sostenibles. “Este es el momento de cambiarlo todo: el clima de negocios, el clima político y cómo tomamos medidas sobre el clima. Ahora es el momento para preservar y proteger nuestra salud, nuestras familias y nuestros medios de subsistencia“, aseguran.

Recordemos que necesitamos alcanzar cero emisiones netas de gases de efecto invernadero (GEI) para mediados de siglo, para mantener la temperatura media global por debajo de 1,5 °C con respecto a niveles preindustriales, y cumplir así con el Acuerdo de París, el pacto histórico en la lucha contra el cambio climático celebrado en diciembre de 2015 por las Partes de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, en la COP21.

Adoptado por 195 naciones, el Acuerdo de París entró en vigor en noviembre de 2016. Nuestro país lo ratificó ese mismo año y presenta regularmente sus inventarios y sus Contribuciones Determinadas a Nivel Nacional para cumplir con los compromisos asumidos. Asimismo, en Argentina dos grandes sectores de la economía representan grandes fuentes de emisiones de GEI: el sector energético y lo que se cataloga como “agricultura, ganadería, silvicultura y otros usos de la tierra (es decir, la deforestación)”.

Cada año, el mundo pierde 10 millones de hectáreas de bosques (una extensión similar a Islandia). Con respecto a nuestro país cabe recordar que, pese a los reiterados esfuerzos por darle lugar, el proyecto de Ley de Humedales perdió estado parlamentario en enero pasado, por tercera vez. Por otra parte, hay que mencionar que la cantidad de agroquímicos empleada en la producción agropecuaria en nuestro país -y su consecuente impacto ambiental en la tierra, el agua y los alimentos- crecen año a año.

“El cambio climático provocado por el hombre está causando una alteración peligrosa y generalizada en la naturaleza, lo que afecta la vida de miles de millones de personas en todo el mundo, a pesar de los esfuerzos que se han hecho para reducir su impacto”, advierten los científicos en el último informe del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC).

Según la Fundación Ambiente y Recursos Naturales (FARN), “el camino hacia un futuro bajo en carbono requiere no solo de cambios tecnológicos, sino fundamentalmente de transformaciones económicas y sociales”, por lo que es necesaria una estrategia integral que abarque en forma sistémica y multidisciplinaria a todos los sectores de la sociedad.

Al restaurar y salvaguardar los ecosistemas en la tierra y en el océano, ayudamos a las plantas y los animales a desarrollar resiliencia climática. La naturaleza, a su vez, puede ayudarnos a regular el clima, darnos agua limpia y segura, controlar plagas y enfermedades y polinizar nuestros cultivos. Sin embargo, invertir solo en la naturaleza no será suficiente. Para asegurar un planeta saludable y habitable para todos, debemos transformar nuestra forma de vida de manera fundamental, especialmente elementos clave como nuestra industria y el sector energético, así como la forma en que se planifican y construyen las ciudades y las infraestructuras. 

No olvidemos que aún seguimos enfrentando el Covid-19, la pandemia sanitaria mundial que tiene una fuerte relación con la salud de nuestro ecosistema. Tenemos que entender que los ecosistemas sanos nos ayudan a protegernos de las enfermedades, ya que la diversidad de especies hace más difícil la propagación de patógenos.

En conmemoración del Día de la Tierra, organizaciones sociales, ambientales y políticas participarán este 22 de abril de la Marcha Global por el Clima para reclamar por políticas públicas que fomenten acciones amigables con el planeta y por el cambio de modelos de desarrollo y producción.